martes, 5 de abril de 2016

Florín

Buscando un Hogar



Era la primera vez que lo veía. Tenía una sonrisa limpia y grandota y acariciaba a un perro blanco con cara de inmensa felicidad, tanto el perro como él. Había vivido en muchos países, como una hoja al viento y no lo debió de tener muy fácil.




Como tantas personas sin hogar. Se llamaba Florín, nombre de héroe de novela de espadachines y murió en la misma calle en la que vivía cuando alguien dejo caer sobre su cabeza un pilón de cemento de esos de sujetar las sombrillas en las terrazas. Sus amigos y los voluntarios de Bocatas se reunieron en un funeral lleno de música y de emociones y de fotos con perros y florines sonrientes, para recordar a este peregrino de la vida que por fin encontró una casa, su hogar.

Porque el Cielo es el Hogar de todos. Allí no te pegan tiros a la entrada como hacemos aquí en Europa. La gente no vive en los charcos de barro, ni en cartones, ni en cajeros automáticos, ni se queda para siempre flotando en el mar de nadie. No te piden documentación, ni te preguntan de que religión eres, ni si tienes cuenta en el banco, una master o un amigo influyente que te recomiende. Solo si amaste, si fuiste buena gente (Mt 25).

Yo creo que Florín ha encontrado por fin su hogar, porque Dios recibe con los brazos abiertos a las personas cansada y agobiadas, a los que están perdidos, a los tristes, a los que lloran, a los que tienen hambre y sed de justicia. Dios recibe a los que tienen su vida en una mochila o dentro de un carro robado del mercadona con el perrito atao al lado...


Hay personas buenas, como los chicos y chicas de Bocatas, que salen por la noche como superhéroes nocturnos,para encontrarse con tanta gente que duerme en la calle y llevarles un cachito tortilla y algo caliente, como una sonrisa. El cielo ya comienza aquí. El Hogar ya comienza aquí. 

Hagamos del mundo un Hogar. Tú puedes.




No hay comentarios:

Publicar un comentario